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Quien Fue Benjamin Franklin

Benjamin Franklin fue un gran filósofo, físico y estadista norteamericano; el decimoquinto entre los diecisiete hijos que tuvo su padre, Josías Franklin, tintorero de tejidos de seda nacido en Inglaterra y que se trasladó al Nuevo Mundo a fines del reinado de Carlos II.

Veinticuatro años de residencia en Boston llevaba Josías cuando vino al mundo el futuro inventor del pararrayos. El tintorero de seda tuvo que abandonar su oficio, que le producía muy poco y estableció una fábrica de velas de cebo. A pesar de sus deseos de dedicar a Benjamín al estado eclesiástico, en atención a las aptitudes que mostraba para los estudios, tuvo que renunciar a sus propósitos y emplear a su hijo en las operaciones más comunes de la fábrica de velas.

Benjamín, desde la instrucción elemental mostró decidida vocación por los estudios y la lectura. A los 12 años de edad entró de aprendiz en casa de su propio hermano Jacobo, que había traído una imprenta de Inglaterra. La nueva profesión fue del agrado de Benjamín. Firmó un contrato de aprendizaje en virtud del cual debería servir gratis a su hermano durante ocho años a cambio de la alimentación y al compromiso de que, al año noveno, percibiría el jornal de un obrero.

Acrecentaba su afición por la lectura, privándose de comer carne para comprarse libros con la economía que resultaba de su frugalidad. Aprendió matemáticas sin maestro; leyó a los filósofos de todos los tiempos. A los 16 años era tan fervoroso admirador de Sócrates como de Pascal y Locke.

Ocultando su nombre envió algunos artículos que causaron gran sensación, habiendo desagradado al gobernador general de la colonia uno de ellos. Jacobo fue preso y se le prohibió la publicación de la hoja. Y Benjamín fue el editor nominal del periódico.

Al cabo de algunos meses su hermano quedó en libertad. Jacobo era violento y solía golpear a su hermano y éste, no pudiendo resistir por más tiempo tan malos tratos, se embarcó para Nueva York, sin dinero ni recomendaciones.

No halló trabajo, por lo que tuvo que trasladarse a Filadelfia. Benjamín Franklin andaba en los 17 años de edad, y se veía abandonado a sus propios recursos. Logró ser admitido en el establecimiento de Keimer, un mal impresor, y a fuerza de trabajo y habilidad pudo sacar partido de un material muy imperfecto.

A fines de 1724 se trasladó a Inglaterra para adquirir caracteres y una prensa; trabajó sucesivamente en los talleres de Palmer y Wall, los dos impresores más importantes de Londres, y como era sobrio y laborioso empezó a hacer algunos ahorros. Pasados 18 meses volvió a Filadelfia, gracias a su energía, a su talento y trabajo perseverante, la tipografía de Franklin fue una de las más importantes de América; imprimió el papel moneda de Pennsylvania y los documentos del gobierno de New Castle y, animado con los primeros triunfos, acometió empresas que le enriquecieron al poco tiempo.

Fundó un periódico en el que combatió con ardor los abusos de la administración británica; estableció fábricas de papel; enseñó a sus compatriotas el uso de las estufas económicas, el empedrado y barrido de las calles; en 1732 fundó un gabinete de lectura, en el que los políticos de Filadelfia se reunían habitualmente. Aquel mismo año empezó a publicar el sabio, bajo el nombre de Ricardo Saunders, los famosos Almanaques.

En 1 730 se había casado con miss Read y, sintiéndose feliz, quiso enseñar a los demás el arte de la felicidad. Comenzó, sin maestro, a la edad de 37 años, el estudio del francés, italiano, español y latín.
Cuando en 1 744 el gobierno inglés no tenía fuerzas para repeler las incursiones de los franceses en Canadá, Franklin reunió 10 mil voluntarios, y se le quiso nombrar general; pero el gran filósofo no aceptó el cargo porque estaba ya entregado por completo a las investigaciones sobre la electricidad y al descubrimiento del pararrayos.

En 1753 fue nombrado director general de Postas de todas las colonias inglesas; fue a la vez general e ingeniero y protegió eficazmente a la colonia contra los salvajes. El gobierno británico le recompensó desposeyéndolo del título de coronel que le había sido concedido. Las relaciones que ligaban a Inglaterra con América eran cada día más tirantes, hasta que, al fin, estalló la guerra de separación. Franklin, a quien sus compatriotas habían mandado a Londres para protestar contra los abusos de la administración de la metrópoli, volvió a su patria y, elegido diputado al Congreso, trabajó con Washington para organizar la defensa del país, y con aquél, Jefferson y John Adams, redactó el Manifiesto de la Declaración de Independencia del 4 de julio de 1776.

Como faltaban recursos para la guerra, se buscó el auxilio de Francia, y no sólo consiguió de aquella nación cuanto deseaba, sino que completó su obra diplomática ganando para su país el concurso de España y el de Holanda, y la neutralidad de Rusia, Dinamarca y Suecia. Finalmente, Inglaterra se vio obligada a firmar el 3 de septiembre de 1873 el tratado definitivo que aseguraba la independencia de Estados Unidos, y Franklin pudo añadir a sus gloriosos títulos también el del "Libertador de su patria". Al cabo de ocho años de residencia en Francia volvió a América.

Recibido triunfalmente en Filadelfia, fue elegido en seguida miembro del Consejo Supremo Ejecutivo y, dos años después, gobernador del estado de Pennsylvania, al que representó en 1787 en la célebre Convención, presidida por Washington, encargada de revisar la Constitución de Estados Unidos. Fue una pleuresía la que acabó con la vida de aquel hombre el 17 de abril de 1790.

Sus funerales fueron magníficos e imponentes. El Congreso ordenó que toda la nación guardara luto durante dos meses, y en Francia, la Asamblea Constituyente, a propuesta de Mirabeau, acordó llevar tres días de luto en nombre de Benjamín Franklin.

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